El haber visto esto me hizo reflexionar. ¡Cuánto nos
miramos al ombligo! Y no sólo eso, sino además nos creemos el centro del
universo. ¿Alguna vez has pensado cuanto tiempo durante el día dedicas tus
pensamientos a ti mismo? Yo acabo de darme cuenta. Ha habido días que el 100%
de mis pensamientos se han centrado en mí y en todo lo que quiero para mí.
Parece increíble, ¿verdad? Y, sin embargo, qué poco les importa al resto los
pensamientos que concebimos sobre nosotros mismos.
El verlo en los mapas nos enseña una variante de esta forma
de pensar. Cuando estamos en conjunto también somos capaces de estar pensando
sólo en nosotros mismos, en nuestro grupo. Al igual que los Europeos se creen
el centro del mundo con su mapa, ¡qué pequeña queda Europa desde el punto de
vista australiano! Parece increíble que nuestro “egoísmo intelectual” lo
hayamos extendido a la forma de pensar como grupo.
También se manifiesta muy claro este “egoísmo grupal” cuando
uno ve el plan educativo preuniversitario. Historia de España, asignatura
obligatoria. ¿Por qué? ¿No puede ser historia universal? ¿Tenemos que
centrarnos siempre en nuestro país, con lo pequeño e insignificante que es en
comparación con el resto del mundo? Debe ser que sí. Cuando pienso en la
historia que he dado durante mis años de secundaria, pienso: ¿y China qué? ¿Y
la India? Sólo la he visto mencionada cuando venía referido a algo relacionado
con Occidente. Sólo se estudiaba historia Occidental.
Todo esto nos lleva a una conclusión. Pensamos de una forma
egoísta, ya sea individualmente o en grupos. Nos cuesta muchísimo donar una
parte de nuestro pensamiento a los demás, y si nos cuesta pensar en los demás,
imagínate como nos cuesta hacer algo por los demás. Yo he sacado dos propósitos
para intentar mejorar esta actitud, el primero es claramente dedicar tiempo a
los demás, no sólo del pensamiento, sino también en obras. Y segundo, darme
cuenta de que el 90% de las cosas que me dedico a pensar sobre mi mismo
importan bastante poco a los demás. Animo a todos a poner en práctica estos dos
propósitos, para no terminar como el lepero del chiste, que llegó a la librería
y dijo: “quiero un mapamundi de Lepe”.
Alan P.
Alan P.
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