Empiezas como todo, como siempre nos han dicho. Te lo da
alguien a probar, dices que pasas de esas cosas, hasta que lo pruebas por
primera vez. Al principio no te gusta nada, te parece extraño, demasiado
distinto, y dices que nunca más. Pero vuelves a probarlo cuando ves que ya lo
hace todo el mundo, pues no tienes personalidad ninguna. Sigue sin gustarte,
pero recurres a él de vez en cuando porque está de moda y no es nada raro, pero
paradójicamente te hace sentirte especial. Así muchas veces hasta que empieza a
gustarte de verdad. Primero te gusta, después te encanta, y al final te
enganchas.
Así es como funcionan todas las drogas, y así es como
funciona la red social más adictiva del mundo. Llevo enganchado a Twitter desde hace dos meses, y tengo
que reconocer que el proceso de enganche ha sido tal y como lo he descrito
antes. Ahora no solo lo miro todos los días, sino que cada vez que cojo el
móvil lo cojo, y empiezo a leer esos tweets
uno detrás de otro, hasta que me doy cuenta de que llevo una hora leyendo.
No quiero decir con esto que Twitter es peligroso y que ni lo probéis. De hecho, prefiero seguir
un poco el papel de adicto, así que os lo recomiendo y os invito a que lo
probéis. No sólo te enteras de todo, sino que te enteras de lo que te quieres
enterar. En Twitter puedes opinar,
ver de qué habla la gente (los trending
topics), ver qué opina la gente sobre el tema que elijas, hacer que la
gente se sume a tu causa… En definitiva, una red con un increíble potencial que
no podéis dejar pasar. Ahora, que os moderéis o que terminéis como yo, os lo
dejo a vuestra libre elección.
Alan P.
Alan P.
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