Siempre he querido hacer esto. Mi rebeldía interior a las
correcciones ha sido un sentimiento que he querido expresar desde que tengo uso
de razón. ¿Cómo se puede evaluar la creatividad de una persona? ¿No debe ser la
creatividad original? Y si es original, ¿cómo hay personas que son capaces de
corregirla? De la definición del diccionario tengo que corregir es rectificar
lo errado. Pero, ¿quién decide qué es un error si es una obra creativa? Al
final siempre es el profesor el que elige qué está bien y qué está mal
siguiendo unas pautas de corrección. Y es en esas mismas pautas de corrección
donde la creatividad desaparece, ya que se atenta contra lo que es la
creatividad, esto es, crear algo nuevo. Si un profesor lo evalúa según unas
pautas marcadas, el alumno evaluado no podrá salirse nunca de estas pautas, y
entonces no podrá crear algo realmente nuevo, ya que todo lo que el alumno cree
estará dentro del marco de lo que el profesor querrá ver o leer.
Un ejemplo es este mismo texto. Yo podría realizarlo de dos
maneras: o bien simplemente escribiendo lo que me inquiete sin barreras ni
censuras, o bien pensando mejor cómo me corregirá el profesor y siguiendo las
pautas que éste me tiene marcado para la correcta realización de la
creatividad. Pues no, me niego a seguir la segunda opción, ya que es
completamente contradictoria. No existe la correcta realización de la acción de
crear algo nuevo, pues esa creación implica directamente que sea algo nuevo, y
va a ser tarea ardua y difícil, por no decir imposible, crear algo nuevo si
tiene que estar encerrado por regla general dentro de los barrotes de la
corrección de un profesor.
Por todo esto hago un llamamiento a toda la docencia en
general. Os permito que me corrijáis la ortografía, la gramática e incluso la
expresión, pero nunca permitiré que me corrijáis la creatividad.
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