Está claro que existen dos tipos de sabedores. Al margen de
cualquier otra clasificación que se pueda hacer sobre éstos, la que para mí es
más importante es la diferenciación entre gana-panes y cabezas filosóficas.
¿Y en qué se distinguen ambos? En la forma en la que valoran el conocimiento. Los
gana-panes valoran el conocimiento en la medida en que éstos traigan dinero,
prestigio social, etc. Mientras tanto, las cabezas filosóficas son, como les
define su etimología, los que aman el conocimiento.
El gana-pan quiere vivir de la ciencia y no para la ciencia.
Su fin último sería enriquecerse, y como medio utiliza la ciencia y el
conocimiento. Mientras tanto, el objetivo de las cabezas filosóficas es la
búsqueda de la verdad. No pretende enriquecerse ni alcanzar prestigio. Ama la
verdad más que su sistema. Está dispuesta a cuestionarse a sí misma y su pasión
es preguntar, no la respuesta aquietadora.
Dentro de nuestra sociedad, el ejemplo más claro de
gana-panes sería el ingeniero. Conoce la ciencia y la utiliza, pero únicamente
como medio para enriquecerse. No ama la ciencia por sí misma, sino simplemente
por el dinero que le puede traer. Y el ejemplo más claro que encuentro de
cabezas filosóficas son los matemáticos y los filósofos. Su profesión requiere
un esfuerzo parecido al de los
gana-panes, pero su pasión es el conocimiento, su amor al saber es más
importante que el poco dinero que puedan ganar con él.
Los gana-panes, aunque parezcan a priori útiles para nuestra
sociedad, son peligrosos para la ciencia, pues lo que pretenden es que sus
conocimientos conserven su valor comercial, y por ello consideran peligrosas
las revoluciones del saber. Una cabeza filosófica acogería una revolución del
saber o un cambio de paradigma como algo bueno, que le acerca más a la verdad.
Invito a reflexionar sobre qué tipo de sabedor eres, si
eres el tipo que ama al saber o el que se aprovecha de él.
Alan P.
Alan P.
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